Colosio y su discurso / La Columna J
Ciertos discursos le dan vida a una nación, a pesar de la vida misma del orador.
El 6 de marzo de 1994, miles de personas lograron escuchar un discurso auténtico disertado por una persona guiada por el ideal, centrado en la convicción y formado en la adversidad. El discurso de Colosio fue un despertar de conciencias, pero al mismo tiempo fue una amenaza a los intereses mezquinos de una elite incrustada en poder para servirse a diestra y siniestra de la bondad de nuestro país.
El asesinato del que fuera el candidato oficial a la presidencia de la república Luis Donaldo Colosio fue un acto de bajeza, una reacción convocada por el temor y por la amenaza que representaba un hombre de fortaleza incalculable en un círculo de poder totalmente podrido. Fue una verdadera tragedia lo que sucedió.
El escenario de lomas taurinas, en Tijuana, fue el escenario perfecto para la incertidumbre de la seguridad, fue el espacio idóneo para repartir culpas al gobierno de oposición, fue un lugar a donde no se presentó Ernesto Zedillo, en ese entonces el encargado de la campaña de Colosio y en donde la sangre fría recorría las calles de un Estado convulsionado por la violencia, producto del caos que se vivía en el país.
Sus palabras hicieron vibrar a los mexicanos, aún nos hacen vibrar, puesto que en política cada vez es resulta más lejano escuchar a un líder que tenga fe en sus ideales. Su discurso simbolizaba el relanzamiento de su campaña, y con toda la fuerza de las palabras no titubeo en admitir las fallas, la corrupción y la deslealtad del PRI a la nación.
“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”
En política no hay casualidades, hay causalidades, y es menester cuando algo así ocurre, preguntarse; ¿Quién sale beneficiado? Es verdaderamente inédito pensar que no hay autores intelectuales sobre la atrocidad que sacudió a México, pensar que únicamente fue Mario Aburto el responsable del asesinato, es absurdo, sin mencionar, la infinidad de inconsistencias que existieron en la investigación realizada por el mismo círculo de poder que se veía amenazado con la candidatura de Colosio.
Del mismo modo, los otros dos personajes profundamente similares a Mario Aburto, dan mucho a lo que la imaginación pueda generar, dos balas de distinto calibre, la falta de coordinación por parte del cuerpo de seguridad, dan pie a pensar, o mejor expresado; a entender que fue algo minuciosamente calculado.
Todo sucedió como una conspiración, la Procuraduría General de la República reservó por cinco años la copia de la necropsia practicada al ex político priista. Del mismo modo la PGR guardó por un lustro más la copia de los interrogatorios realizados al ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, de quien la opinión pública ha señalado como autor intelectual del homicidio.
“La puerta de los pinos se abre desde adentro”.
Algo inédito es que los documentales del homicidio no pueden ser aperturados hasta el 2035, año en que se determinará qué hacer con ellas, de acuerdo con la Ley Federal de Archivos. Lo que resulta ser una total y completa aberración, para ese entonces seguramente los responsables estén en el séptimo infierno de Dante, junto a Bruto y Casio.
Detrás de Salinas de Gortari, estaba un personaje considerado como un genio tenebroso, José María Córdova Montoya, cuyas habilidades políticas rebasaban los límites morales, también estaba Manlio Fabio Beltrones, en aquel entonces Gobernador de Sonora, y la lista de sospechosos es muy extensa.
Pero nuestra herencia debe ser fuente de exigencia, no de complacencia ni de inmovilismo. Sólo los partidos autoritarios pretenden fundar su legitimidad en su herencia.
Los partidos democráticos la ganamos diariamente.
Surgimos de una Revolución que hoy sigue ofreciendo caminos para las reivindicaciones populares. A sus principios de democracia, de libertad y de justicia es a los que nos debemos.
Los ideales de la Revolución Mexicana inspiran las tareas de hoy. La Revolución Mexicana, humanista y social, nos exige y nos reclama. La Revolución Mexicana es todavía hoy nuestro mejor horizonte.
Encabezaremos una nueva etapa en la transformación política de México. Sabemos que en este proceso, sólo la sociedad mexicana tiene asegurado un lugar. Los partidos políticos tenemos que acreditar nuestra visión.
La libertad se consigue de pie, jamás de rodillas, aún estamos muy lejos de llegar a la libertad y a la verdad, pero es de reconocer, la valentía que tuvo Colosio, le costó la vida, se la arrancaron, y le dieron una herencia llena de dolor a su familia. También llenaron a México de un sabor de amargura y decepción, de tristeza y de coraje.
Hay discursos que cambian la historia, su discurso lo hizo, sus palabras perduraran más que el acto de traición cometido por aquellos que lo asesinaron. A sus palabras nadie les podrá poner una bala para que mueran.
In silentio mei verba.
ROBERTO VALDES AHUMADA
Correo: ahumada_rva@hotmail.com